Entrada de Martina al Aspirantado

Comunidad Santa Ángela Mérici, Córdoba, Argentina

En medio de la incertidumbre mundial, que actualmente estamos viviendo, surgen brotes de esperanza y vida nueva para seguir creyendo en las promesas del Señor. El 16 de julio, en Argentina, en la comunidad de Santa Ángela Mérici de Córdoba, después de haber vivido un tiempo de experiencia en nuestra comunidad, Martina, una joven cordobesa, comienza la etapa del aspirantado.

El día 15 llega Martina a nuestra casa, acompañada por su papá y su hermano, quienes compartieron un momento de refrigerio en un clima familiar.

El 16 hemos celebrado la Santa Misa presidida por el padre Luis Luján de la congregación de los Misioneros Oblatos de la Virgen María Inmaculada. Fue una Ceremonia sencilla, pero a la vez muy emotiva al celebrar a la Madre en la advocación del Carmen. En un momento de la Santa Misa, Martina recibe la cruz como signo del amor de Cristo que la invita a amarlo y a amar a los hermanos.A continuación, compartimos un almuerzo fraterno y alegre con el padre Luis.

Querida Martina, que la Virgen del Carmen bendiga tu vocación, te cuide y como Ella seas feliz en este camino vocacional.

Hna. M. Silvia Malagueño


¡Llegó el gran día!

16 de Julio de 2020, día de la Virgen del Carmen, comienzo el aspirantado en la casa de las Hermanas Ursulinas en Córdoba. Si hoy estoy aquí es gracia a las oraciones constantes de muchas personas, la guía de María y, por supuesto, la voluntad de Dios.

A veces creía que este día nunca llegaría, pues la situación del mundo parecía impedirlo. Sin embargo, fue así como nuestro Padre quería que fuese. Sin planearlo, entré el día de la Virgen del Monte Carmelo, figura muy importante en mi iniciación cristiana. Aunque a veces la olvide o no le dedique el suficiente tiempo, la Mamita sigue cuidándome silenciosamente.

Ahora estoy con una dulce comunidad, y tengoconfianza en alguien más grande que yo, Jesús. Creo que lo importante al seguir la vocación es amar nuestra Santísima Trinidad lo más que se pueda y dejarse empapar por el amor que ella nos da. Nunca vamos a entender claramente sus deseos, pero nunca nos pidió ser eruditos, sino amar sencillamente.

Siempre voy a estar agradecida a la Madre General y a todas las Hermanas Ursulinas por recibirme y cuidarme con el mismo corazón dispuesto que María.

Martina Aylén Rodriguez Baró