Padre Francisco Della Madonna, Fundador

El Espíritu del Señor, posándose sobre el fundador en oración, “manos y pies atados” como Francisco Javier (cfr. Memorie 44), le abrió las Escrituras, donándole una nueva comprensión del misterio de la compasión de Jesucristo y una nueva fuerza creativa para la realización y el cumplimento de la Palabra en la historia. Esta experiencia originaria se concretizó en la misión educativa que padre Francisco confió a mujeres consagradas motivadas profundamente por la espiritualidad mariana y por la experiencia educativa mericiana. Esta misión está orientada principalmente a la formación integral de la mujer desde la infancia, estrategia pastoral considerada por el padre fundador como particularmente eficaz para la renovación cristiana de la familia y de la sociedad (cfr. Memorie 43-44; 61-64).

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