Pedagogía del amor
El estilo educativo mericiano, que se configura como “pedagogía del amor”, tiene como finalidad la educación integral: la persona, puesta en el centro de la atención, estimada y amada en su singularidad, es cuidada con maternal solicitud para que pueda expresar las propias capacidades y realizar el proyecto que Dios tiene para ella. La educadora mericiana ama individualmente y sin distinción a todas sus “hijitas”, las tiene siem-pre presente, “día y noche”: «Les suplico… tengan esculpidas en la mente y en el corazón a todas sus hijitas, una por una, no solamente sus nombres, sino también su condición, y su índole, cada situación suyas y todo su ser» (Áng. Test. 2°). Si hay una atención particular, ha de ser para las más débiles, “temerosas o tímidas” (Áng. 2° Rec.). La educado-ra no juzga, porque no está capacitada para saber “qué quiere Dios ha-cer de ellas” (Áng. 8° Recuerdo.), respeta los ritmos de cada una, sabe dosificar dulzura y firmeza, aunque es consciente de conseguir más con la benevolencia y la afabilidad (Áng. Rec. 2), porque sólo el amor desarrolla todas las fuerzas afectivas que hacen posible la educación.